Por primera vez Europa dispone de un mapa que alerta del riesgo que suponen los movimientos de ladera
Una iniciativa del grupo de expertos de Observación de la Tierra y Riesgos Geológicos de la Unión Europea liderada por el IGME.
Madrid, 7 de marzo de 2019.
La idea de una Europa sin fronteras a veces es un poco más cierta gracias a iniciativas como la que hoy les presentamos. Un grupo de expertos en Observación de la Tierra y Riesgos Geológicos de los 28
Servicios Geológicos europeos, liderados por Gerardo Herrera del IGME, colaboran para juntar todas las bases de datos de movimientos de ladera de cada Servicio Geológico, y así tratar de ver, por primera vez, cuál es el impacto de este peligro geológico en Europa. Movimientos de ladera se consideran los deslizamientos del terreno, los desprendimientos de rocas, los flujos de derrubios, y toda una serie de procesos activos que amenazan nuestras vidas y propiedades, así como infinidad de infraestructuras.
Con este trabajo que, por sorprendente que parezca, carece de financiación y se ha hecho gracias a la dedicación de sus participantes, los autores pretenden poner en evidencia la inexistencia de una directiva marco europea que permita que estos peligros geológicos se estudien de manera coordinada en Europa, ante la disparidad legislativa que se han encontrado a la hora de responder al fenómeno geológico más extendido en toda la UE, junto con las inundaciones. “El problema –puntualiza Gerardo Herrera- es que, pese a ser muy recurrentes, suelen ser fenómenos locales, que afectan a un municipio o a una infraestructura concreta, y por ello la sociedad no tiene una percepción real de su impacto. Desde 2015 hemos
inventariado entre 4.000 y 5.000 movimientos de ladera que, o bien han producido muertes o heridos (afortunadamente los menos), o han generado un grave impacto en zonas urbanas o en infraestructuras y carreteras”.
Un exhaustivo trabajo de armonización de las bases de datos, que ha exigido traducir a lo largo de tres años las diferencias a una especie de lengua común de acuerdo con estándares internacionalmente aceptados. Para Herrera el éxito no es ya haber conseguido publicar el primer mapa de movimientos de ladera de Europa, sino constatar que, pese al esfuerzo por colaborar juntos y sin financiación, sólo han recopilado datos de 17 países: “Queremos alertar a la Comisión Europea de que este peligro geológico existe, que está distribuido de manera homogénea en toda Europa y que causa daños, aunque no conozcamos la cuantía exactamente de los mismos”.
El mapa que se ha publicado en la web de Protección Civil de la Comisión Europea, “lo que demuestra su interés por el trabajo realizado, es un primer paso; ahora puede que se abran fuentes de financiación y, sobre todo, podremos transmitir el mensaje de este peligro geológico a los legisladores, porque nuestro objetivo es que se llegue a redactar esa directiva europea para movimientos del terreno, tanto en el ámbito de las laderas como en el de las subsidencias”, explica el científico del IGME.
El trabajo, que sigue en proceso, se centra ahora en revisar la legislación de cada país en el ámbito de los movimientos de ladera, es decir, cómo los distintos países integran o no los estudios de los movimientos de ladera en la planificación urbana y territorial “y hemos visto que es algo completamente heterogéneo”, apunta Herrera. En este trabajo de continuación que lidera Rosa María Mateos, también científica del IGME, se observa que hay países que “funcionan” muy bien como Suiza y Noruega, con una legislación contundente y unas guías metodológicas muy claras, donde se especifican los requisitos imprescindibles para construir, y otros países como Eslovenia, República Checa o Rumanía sin legislación alguna al especto, a pesar de tener un gran impacto social y económico por movimientos de ladera. “Queremos hacer algo básico para mejorar la protección de toda la ciudadanía de Europa”. Incluso más allá del ámbito europeo, porque según nos indica el investigador del IGME querrían extrapolar la iniciativa al espacio latinoamericano y a África, donde ya la presentó a técnicos de los servicios geológicos durante un curso celebrado en Etiopía, obteniendo una gran acogida por parte de los asistentes.
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